Chamana

Concierto

No es un concierto al uso por muchas razones, porque La Pili no solo canta, sino que además interpreta haciendo que una voz limpia como la suya suene a desgarro, porque Tomás es un ejemplo de superación tocando la guitarra y porque el espacio tampoco es un espacio al uso.
Se respira al artista de cerca, donde es imposible no estar atento y donde te sientes envuelto sin escapatoria de la atmósfera que se genera en la sala, que por supuesto es muy apetecible.
Ir a un espectáculo como este supone un reseteo, es como una especie de oasis que te refresca y que te descarga la tensión, y mira que en el concierto pasamos tensiones, pero de otro tipo, unas veces del alma y otras de risa, porque aunque sea Chavela, hay momentos para el desgarro y para la risa, es lo que tiene ser artista.
No esperen encontrarse una imitación sino un homenaje con estilo propio, diferente, sugerente, ameno que a buen seguro recomendarán a la gente que quieren.

Cristina Gandarias

“Ponme la mano aquí, Macorina”

“Ponme la mano aquí, Macorina” dice la letra de la canción que cantaba Cavela Vargas.

La Pili en su “Chamana concierto” pone la mano ahí, en el corazón, con una liturgia bien elaborada que nos conduce desde lo más oscuro a lo más lúdico de las circunstancias emocionales de Chavela Vargas y su vida, apoyándose en temas conocidos de la homenajeada.

Una Pilar Esteban que se desborda en la intensidad con que interpreta como actriz y cantante la versión de su propia Chavela.

Un ambiente que logra ser cercano en los momentos justos y a su vez alejado para lograr el enfoque precioso del ritual, el viaje chamico del que somos espectadores y participes.

Viaje en el que la guitarra de Tomás García es la pócima con la que nos embriagan para que no tengamos tiempo más que para estremecernos.

Paco Inestrosa

El aplauso final mezclado con rimel, sudor y miel.

Miles de estrellas relucen en la noche, una noche con forma de mujer. Poquita cosa cuando está de pie, pero gigante cuando canta ebria de letras y sentimientos de la gran señora que ya se fue.

Canciones que nos arrastran y desgarran por la oscura alfombra de la vida. Removiéndonos el alma mientras somos devorados por cien mil tragos de tequila.

Amor feroz entre una guitarra y la voz de una mujer. Hojas caídas, retratos, anhelos, recuerdos, sueños, deseos, manzanas y amores de mujer.

Aire denso y desgastado. El aplauso final mezclado con sudor, tequila e hiel.

Angel Calvente 

La Pili: dirección/ Voz

Tomás García: guitarra